La música clásica persa.
Organología. Santur. Ney. Tar. Tombak. Barbat.
Tar: de 6 cuerdas, para pulsar-
Barbat: antecedente del laúd árabe.
Santur: el más importante para las melodías. Caja trapezoidal de madera...
Ney: flauta de gran dificultad de ejecución.
Tombak: Principal instrumento de percusión de la música clásica persa. Es un tambor en forma de vaso ancho por arriba, cubierto de piel y muy estrecho y abierto por abajo.
http://www.youtube.com/watch?v=NTuWswdCC_Q
Organología. Santur. Ney. Tar. Tombak. Barbat.
Tar: de 6 cuerdas, para pulsar-
Barbat: antecedente del laúd árabe.
Santur: el más importante para las melodías. Caja trapezoidal de madera...
Ney: flauta de gran dificultad de ejecución.
Tombak: Principal instrumento de percusión de la música clásica persa. Es un tambor en forma de vaso ancho por arriba, cubierto de piel y muy estrecho y abierto por abajo.
http://www.youtube.com/watch?v=NTuWswdCC_Q
La música iraní es una de más
antiguas del mundo cuya existencia se remonta antes de la historia y
llegada de los pueblos indoeuropeos.
La situación geográfica de Persia,
que en la antigüedad se constituyó en el poderoso y temido imperio
de Darío, la convierten en eje y fundamento de otras culturas más o
menos fronterizas, desde las tradiciones clásica griega, bizantina y
turca de Asia Menor al Asia Central, norte de la India y hasta el
occidente de China. Y desde su conquista por los árabes, su
influencia indirecta a través de la cultura islámica se ha hecho
sentir en el Medio Oriente, el Magreb y el Mediterráneo en general.
Trasfondo histórico
La influencia de música persa viaja
más allá de sus fronteras en alas de individualidades como el
esclavo liberto persa Zyriab, que huyó por celos profesionales de
la riqueza y refinamiento de la corte bagdadí para instalarse en el
recién nacido y floreciente califato de Córdoba, donde dio a luz al
repertorio básico de la música andalusí, las 24 nubas o suites de
temas musicales, que, con las variaciones propias del paso del tiempo
y el aporte de los grandes maestros, ha llegado a nuestro tiempo.
La porosidad de las fronteras en la
antigüedad también llevó los aires musicales persas a todo el
centro de Asia y más allá, hasta los territorios uigures de la
China islámica. Por su parte, los persas incorporaron a su bagaje
sonoro muchas de las pautas que desde tiempos milenarios se gestaron
en la India, y especialmente las bases teórico-filosóficas de los
sabios de la Grecia antigua. Por ello, al menos en el plano teórico,
hay un punto de coincidencia más que superficial entre los primeros
tratadistas persas (e islámicos, por derivación) como Al Kindi
(c.801-866), Al-Farabi (¿- c.950), Avicena (c.980 – 1037), y las
categorizaciones tonales de las iglesias cristianas de occidente. Sin
embargo, la aplicación en la interpretación de los mismos
principios, se tradujo en ambos casos en unas sonoridades y formas de
hacer música muy distintas al oído.
Sin embargo, reconstruir la historia de
la música desde períodos tan antiguos resulta más difícil,
principalmente porque la mayoría de la música clásica persa es
improvisada y su transmisión, básicamente oral, de profesor a
alumno. La información que se tiene sobre la música persa más
antigua llega a nosotros indirectamente, a través de pinturas,
cerámicas y poesías, así como por los escritos de autores de la
antigüedad. La leyenda atribuye a un legendario rey la invención de
la música. También sabemos que los emperadores fueron grandes
mecenas de músicos, entre los que se incluye la figura del
legendario Barbod, al que se atribuye la creación del sistema de los
siete modos reales , junto a otros 30 modos derivados y 360
melodías .
A partir de la conquista islámica en
el 642, la información es mucho más amplia, como el Kitab al
Aghani, una enciclopedia que en sus 21 volúmenes nos habla de los
nombres de virtuosos y de la música que tocaban.
Entre la música y poesía persa hay
fuertes lazos y desde siempre la literatura y la música han sido
inseparables. De hecho, la poesía inspira al músico y la música al
poeta. En el libro titulado “el vínculo de la música y poesía”,
leemos: “en realidad la poesía es la música de las palabras y su
manifestación musical se da en los recitales”. La mayoría de los
poetas persas eran músicos y en sus versos mencionan distintos
instrumentos musicales o los nombres de los maqams.
La estructura general de la música
persa:
http://www.youtube.com/watch?v=CcEqSpWRsis&list=PL81D0DF65E5A890A3
http://www.youtube.com/watch?v=CcEqSpWRsis&list=PL81D0DF65E5A890A3
El Radif
El repertorio clásico de la música
persa, perpetuado a través de la tradición oral, consta de un
corpus de piezas conocidas como Radif. Dichas piezas se organizan en
12 colecciones, de las cuales siete son estructuras modales básicas,
similares a los maqam de la música árabe y conocidas como
dastgahs (sistemas). Las piezas individuales de cada
colección reciben el nombre de gushés: más que una obra en sí,
fórmulas modales melódico-rítmicas sobre las que el intérprete
improvisa. Por ello, una misma pieza tocada incluso por el mismo
músico en un mismo concierto será diferente en su melodía, forma,
duración e impacto emocional.
Los modos persas se construyen a
semejanza de los del antiguo sistema griego, es decir, mediante la
conjunción de dos tetracordios (fragmentos de escala de cuatro
notas). Estas escalas o modos siempre tienen siete notas, sin
cromatismos, aunque su afinación varía algo en relación a la
occidental. Por ejemplo, poseen un intervalo de segunda neutra, entre
una menor y una mayor. Algunos modos también poseen un intervalo
mayor que la segunda mayor sin llegar a ser aumentada. En cuanto al
ritmo, la mayoría de gushés no poseen una estructura de compás
estable, mientras que los de corte danzante en compás binario,
terciario, cuaternario o asimétrico, hunden sus raíces en las
músicas folclóricas de la zona.
Al igual que otros géneros del Asia
Central, la música persa es monofónica, es decir, que todos los
instrumentos tocan el mismo esquema melódico sin connotaciones
armónicas; es modal, permitiendo cada modo distintos tipos melódicos
o gushés; en su afinación utiliza algunos tonos ajenos a la
división temperada de la octava en 12 semitonos iguales; y cada
pieza suele incorporar varias pausas. Pero, a diferencia de los
estilos musicales cercanos, la música persa se distingue por el
estrecho ámbito de sus melodías; los pasos conjuntos, sin saltos en
la melodía; el acento en la cadencia, simetría y la repetición de
los mismos motivos melódicos en diferentes alturas; unos patrones
rítmicos simples, de tempos rápidos; una ornamentación florida; y
la decoración vocal llamada tahrir y parecida al yodl. Otra
distinción es el fraseo de los gushés, que se adapta a los pies
rítmicos poéticos.
Las formas de la música clásica persa
son cuatro: una para la voz y tres para las partes instrumentales.
Los gushés suelen tener una forma
interna de arco que asciende hacia el clímax (auj) a unas dos
terceras partes de la pieza para resolver luego en el modo y tono
inicial de la melodía, de forma muy similar a cómo progresan las
melodías de la tradición clásica de Occidente. La interpretación
de este repertorio de fuerte espíritu improvisatorio genera un
efecto llamado hâl, o inspiración, capaz de sacar de la realidad
consciente tanto al oyente como al músico. Esta tradición se nutre
particularmente de la filosofía mística sufí, especialmente en lo
que a la temática de sus poemas se refiere y a la interpretación
vocal. Cada línea poética se canta con una
melodía distinta según la secuencia de introducción vocal.
http://www.youtube.com/watch?v=JiqCnNv5zbk
http://www.youtube.com/watch?v=JiqCnNv5zbk
Volviendo a la afinación, cada
instrumento debe ser capaz de hacer sonar 16 notas distintas por
escala.
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