Los sones negros del Flamenco: sus orígenes africanos
Eloy Martin Profesor de Historia Moderna de la Universidad Pompeu Fabra

- La condición de comunidad marginal y marginada compartida por negros y gitanos en el periodo citado.
- El hecho sabido de que los gitanos acogieran a no pocos desertores de la España oficial (entre ellos negros esclavos o libertos) a lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII, lo que debió de favorecer la mezcla de músicas.
- La proverbial afición y la habilidad que negros y gitanos poseen en el terreno musical.
- La incorporación musical de los gitanos a las fiestas religiosas, camino recorrido con anterioridad por los negros.
- El hecho de que los gitanos también fueran representados en los escenarios al modo como lo fueron los negros. En la “Mojiganga de la gitanada”, de 1670, intervenían dos negrillos que cantaban el estribillo del Gurrumé.
- El infructuoso intento llevado a cabo desde el poder de atenuar la presencia en escenarios y fiestas populares, como lo demuestra la Real Cédula de 1633 al disponer “que ni en danzas ni en otro acto alguno se permita acción ni representación, traje, ni nombre de gitanos pena de dos años de destierro y de 50.000 maravedíes”.
- La constatación de que, por fortuna, los bailes y cantes de los gitanos ganaron el territorio de las tabernas, de las plazas y de las calles.
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